‘Weiss & Morales’: Miguel Ángel Silvestre y Katia Fellin investigan crímenes cometidos a pleno sol en los paisajes canarios

¿Puede una serie de crímenes resultar luminosa y pertenecer a la feel good tv, ese subgénero televisivo que hace sentir bien al espectador? Weiss & Morales, el procedimental que La 1 ya anuncia como estreno inminente, se apoya en el sol y los amplios paisajes de Canarias para lograr ese aparente oxímoron. Esta ficción cuenta con la determinación de sus creadores para construir una serie accesible, pensada para un público masivo. Dos canales públicos, la española RTVE y la alemana ZDF, se han aliado por primera vez en una coproducción ambientada en una comunidad donde conviven ciudadanos alemanes (más de 30.000) y canarios. El español Miguel Ángel Silvestre y la alemana de origen italiano Katia Fellin son sus protagonistas.

“Ese es el principal objetivo de la serie, hacer un thriller que enganche por el misterio, sin exponer al espectador a escenas excesivamente violentas, y que resulte incluso familiar. Los protagonistas son nobles, tienen conflictos en su vida, pero no grandes traumas, y los asesinatos a menudo forman parte de un accidente más que de una fría premeditación”, comenta el actor valenciano a EL PAÍS este miércoles en Lille (Francia) justo antes de presentar el proyecto a los compradores internacionales en el festival Séries Mania.

“Son crímenes que ocurren a plena luz del día y que no son tan sórdidos como en muchas series criminales. Son relatos mucho más cercanos, cotidianos, que le podrían pasar a cualquiera”, amplía Katia Fellin en un perfecto español. La actriz, muy popular en los países de habla germana, vivió hace años en Ecuador y ya conocía Canarias, cuyo Gobierno regional ha ofrecido incentivos financieros para alojar este y otros rodajes. Tuvo la oportunidad hace un tiempo de visitar La Gomera, donde descubrió de mano de un pastor el silbo gomero, lenguaje ancestral silbado, que también aparece en uno de los capítulos de la serie de La 1.

Esta nueva ficción comienza cuando Nina Weiss, una agente de la BKA alemana, llega sin aviso a Gran Canaria para sorprender a su madre, Margarethe. En un restaurante frente al mar, intenta abordar un secreto familiar que lleva años oculto. Pero su atención se desvía cuando descubre que una mujer está siendo atacada. Sin dudarlo, Nina interviene, ignorando que se trata de una operación encubierta liderada por Raúl Morales, sargento de la Guardia Civil. Poco después, el destino les hará trabajar juntos para resolver un crimen en las islas y terminan por convertirse en pareja habitual, en cuatro capítulos autoconclusivos y casos independientes. Cada uno de ellos dura como una película: aproximadamente 90 minutos.

El reto de Portocabo, la productora española corresponsable de Weiss & Morales junto a la alemana Nadcon, era el de regresar a Canarias, donde grabaron la prestigiosa Hierro, y cambiar por completo el tono narrativo, a pesar de abrazar el mismo género. “Tuvimos que analizar muy bien cuál es el público objetivo de una televisión pública. Por fortuna, el target de La 1 y de ZDF se parecen mucho. Y, luego, tuvimos que encontrar un tono particular a partir de una estructura hiperclásica, la de dos policías muy diferentes que trabajan juntos en contra de su voluntad”, recuerda Alfonso Blanco, director general de Portocabo, además de uno de los creadores y productores ejecutivos de este proyecto.

Silvestre, que se sumó casi a ciegas por “la admiración” que siente hacia Portocabo, sigue percibiendo en esta ficción esa habilidad de la compañía creadora de otros noirs como Rapa y Auga Seca de lograr “que el espectador se enganche a personajes que en principio parecen anodinos y de vidas monótonas, pero que atrapan”, defiende el actor. Describe a su Raúl Morales como “un guardia civil que representa una masculinidad que no es celebrada” y que está perfilado de tal forma “que no resulta necesariamente edulcorado”.

Actores empáticos para un relato de amistad

Para Blanco, la presencia del actor valenciano era una condición fundamental para hacer la serie, aunque la producción tuviera que esperar a que su agenda estuviera libre. “Necesitábamos dos actores que tuvieran una capacidad de empatía. Queríamos que Morales fuera un hombre tierno. Y él lo es en la vida real. No buscábamos a El Duque”, explica el productor. Pero la serie no se materializó hasta que encontraron a Katia Fellin. “Necesitábamos una actriz alemana que, además de controlar el español y tener química con Miguel Ángel, fuera igual de humana y tuviera sentido del humor. Ella tiene todo eso, probablemente porque sus orígenes son muy cosmopolitas”, defiende Blanco.

Otro de los clichés que desafía la serie es el de la tensión sexual entre sus protagonistas. A lo largo de las cuatro entregas, resuelven sus diferencias y choques culturales afianzando una relación profesional y de amistad. “Resultaba más estimulante narrar el nacimiento de una amistad, porque se construye a partir de detalles más pequeños y porque es mucho más realista y cotidiano hacerte amigo de tu compañero de trabajo que acostarte con él”, comenta Blanco. “Una trama romántica a veces distrae. Que no exista en esta serie da espacio para muchos otros secretos y matices de los protagonistas”, argumenta Katia Fellin, quien ya participó en un icono de la ficción criminal como es la serie Tatört, que la televisión alemana emite desde hace más de 50 años. En ella, trabajó con Max Riemelt, la estrella del cine alemán que a su vez coincidió con Miguel Ángel Silvestre en Sense 8 de Netflix, lo que demuestra que ambos actores son estrellas de una industria cada vez más globalizada.

Portocabo es pionera a la hora de crear coproducciones europeas. La productora gallega ya se alió con Portugal para coproducir Auga Seca, ambientada entre Vigo y Lisboa, y Vidago Palace. Y desde entonces otras compañías han creado títulos como Kosta, colaboración entre España y Finlandia con Fran Perea y Riita Havukainen como protagonistas.

“Necesitamos en Europa más trabajos colaborativos como Weiss & Morales. Lo primero porque la cultura construye territorio. Y también porque las televisiones públicas no van a tener más remedio, teniendo en cuenta que las audiencias de la televisión lineal cada vez van a estar más ajustadas”, vaticina Blanco en Lille. “En vez de comprar un producto ya terminado, las cadenas pública deberían ser más proactivas e involucrarse en otras ficciones europeas desde el inicio, para crear el producto que buscan en vez del que puede encontrar”, concluye.