El rey de Els Joglars: entre lo cómico y lo trágico
Albert Boadella estrena una sátira sobre Juan Carlos I: «Hay cosas en la obra que no le gustarán y le harán sentir violento»
Els Joglars hace gala de lo que siempre fue y de su modo de hacer teatro, una estética que dura décadas. Albert Boadella, que viene a dirigir esta producción tras algún tiempo alejado de la compañía, sigue siendo el Boadella de siempre en las caracterizaciones, pero mucho más suavizado en los picotazos sociales esta vez. Ramon Fontserè es el actorazo de siempre que realiza trabajos de imitación de sujetos reales de la manera más sobresaliente.
La tragicomedia El rey que fue, es un espectáculo sobre unos pocos tópicos muy conocidos de la vida del rey emérito, Juan Carlos I, que, salvo la enorme interpretación de Fontserè, te deja un poco frío, pues, una vez solventada la sorpresa de la entrada del protagonista estableciendo la caricatura del exrey con todos los matices de su voz, sus gestos, sus movimientos y la propia traslación de sus palabras, el resto de la obra parece el mismo sketch prolongado en el tiempo. Lo llamo tragicomedia, porque el acercamiento a la vida del emérito se hace sacando punta a los detalles que marcan luces y sombras en su vida, por citar dos ejemplos de uno y otro: la muerte de su hermano o la traída de la democracia a España. Boadella en absoluto se ensaña sobre un personaje que da para tanto, se limita a equilibrar luces y sombras y hasta dar pie a que se llegue a justificar, si no blanquear, el representado rey Juan Carlos. Evidentemente, como en todas las comedias de Boadella, en las que pretende reírse y hacer reír a partir de hincar en el diente en la sociedad en la que vivimos, en esta también vitrioliza algunas situaciones, si bien no satiriza y está más cerca de la ironía que del sarcasmo.
La acción El rey que fue se sitúa en un momento del presente en la cubierta de un barco que navega por el Golfo Pérsico, en donde el rey emérito, en su estado de vejez y alejado de la patria, quiere ofrecer una fiesta a un jeque y otros amigos y amigas cocinando él mismo una paella para la que pide ingredientes españoles. Los ingredientes españoles no llegan y la paella sale de pena y ni hay fiesta ni hay nada al final. En ese estar en cubierta, con el ir y venir del movimiento del barco por las olas se van sucediendo las diversas anécdotas que conforman el espectáculo narrativo y visual que tienen que ver con las tópicas y conocidas situaciones creadas y vividas por el emérito a lo largo de su vida: su desgraciado suceso de Estoril, su estancia en España desde los diez años en soledad y a la sombra de Franco, su llegada a ser rey sin que lo fuera su padre, su poder incontestable en los primeros momentos tras la dictadura de Franco que le dio patente de corso para tantas cosas, los nada claros manejos económicos, la abdicación, los líos de faldas, la relación con la familia y, por supuesto, el estado actual de esa especie de exilio dorado en el que vive. Digamos que este viaje vital se pone sobre las tablas, pero no da respuestas a la pregunta ¿y eso por qué? En el fondo, la obra de Boadella parece estar pidiendo conmiseración a la Historia para un rey que fue.
La interpretación de Ramón Fontseré es, con diferencia, lo mejor de esta propuesta escénica de Els Joglars; hay pocos actores que sean tan capaces como él de, partiendo de las formas y las apariencias imitables, entrar también en el fondo, captar la personalidad y absorber al personaje en su totalidad con cuerpo y alma; la verdad es que bordó magníficamente un Juan Carlos en su decadencia.
Lo que parece seguro es que la obra tiene poder de atracción; el título, el tema, la compañía, el director y el intérprete son excelentes captadores de gran masa de espectadores y son capaces de llenar recintos que superan los aforos de un teatro convencional. Y eso ya es un éxito de taquilla. Luego, si la gente aplaude más o menos o si sale del espectáculo diciendo que esperaba más, unos más sátira y otros más benevolencia, ya importa menos. Entre el público toledano, que casi llenó el grande aforo del Palacio de Congresos el Greco, hubo quien se rio, quien se aburrió y quien ni fu ni fa, pero todos aplaudieron con ganas a Els Joglars y al magnífico Ramón Fontseré.
Título: El Rey que fue. Dramaturgia: Albert Boadella, Ramon Fontserè. Compañía: Els Joglars. Dirección: Albert Boadella. Intérpretes: Ramon Fontserè, Pilar Sáenz, Dolors Tuneu, Martí Salvat, Bruno López-Linares, Javier Villena. Escenografía: Els Joglars. Vestuario: Pilar Sáenz. Iluminación: Bernat Jansà. Escenario: Palacio de Congresos El Greco.
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