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De cara

Qué celebra el Atlético

«En una de estas esa gente se junta en Neptuno para conmemorar los 50 millones de más que la presencia del equipo en el Mundialito de clubes le mete al dueño en el bolsillo»

La Liga queda resuelta

Simeone, ante Osasuna, en el Metropolitano EP
José Miguélez

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Dormido y feliz

Estaba cantado y escrito. Llegaría el final de curso, el Atlético lograría un año más la plaza de Champions, hasta con antelación, y el simeonismo militante (un sector mayoritario de la grada del Metropolitano, los jefes, el propio entrenador, su legión de aduladores...) se ... agarraría interesada a la amnesia y, panegíricos incluidos, celebraría otra temporada triunfal imaginaria. Ya no hay rastro en el ambiente de aquel paseo de los Melancólicos por el que los aficionados rojiblancos bajaban cabizbajos del Calderón después de algunos partidos murmurando el célebre y tierno «este Atleti...». Ahora, ese hincha es crónicamente feliz, pese a derrotas sonrojantes como las de este domingo, y festeja sonriente la obra de su gurú, cualquiera que sea, aunque el equipo dé por perdida la Liga en septiembre, se arrastre a domicilio un domingo tras otro, caiga apalizado en Copa por un equipo al que aventaja en casi todo, o deje de competir repentinamente en la Champions con su incorregible paso atrás cuando tenía de rodillas y grogui al rival asequible que, mire usted por dónde, jugará en dos semanas la gran final (y hasta a ese matiz le dan la vuelta convencidos: no se mira al Dortmund con el remordimiento de la oportunidad regalada, sino como una prueba del mérito conformista de ante quién se cayó eliminado). O se despida como anfitrión siendo goleado intrascendentemente ante Osasuna. Simeone rescató hace 12 años al Atlético de la vulgaridad y la falta de exigencia y le devolvió a la dignidad del prohibido rendirse, el nada es imposible y los títulos se pelean, pero de aquello sólo quedan las cenizas. Y en el trayecto, adormecido el seguidor colchonero por esas primeras hazañas, le cambió su genética sin que se diera cuenta (igual que Mourinho modificó en su día la del madridista de cuna). Ya no sólo es Miguel Ángel 'Forbes', con la lógica del dueño de una empresa, el que lee al Atlético en términos económicos en vez de en títulos, como antaño. Han quedado abducidos por el cambio de objetivos el técnico mejor pagado, los jugadores y también la masa social, que en una de estas se junta en Neptuno para conmemorar los 50 millones de más que la presencia del equipo en el Mundialito de clubes le mete al dueño en el bolsillo o cantando los 12 años seguidos en Champions, lalala...

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