Las empresas encajan el golpe arancelario y evitan una reacción inmediata
Las energéticas se dejan 13.200 millones en Bolsa, y quedan expuestas a la especulación
El turismo ya nota una caída de la demanda de los españoles para viajar a EE.UU.

Las grandes empresas españolas que cotizan en Bolsa llevan un par de sesiones de gran castigo tras la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos. El lunes el Ibex 35 volvió a vivir otra jornada en rojo (-5,12%), y las alarmas suenan en ... muchas compañías. Sin embargo, por el momento no existen planes de contingencia concretos para abordar la situación o, al menos, no han trascendido de forma pública.
Esto no significa que las empresas no se vean afectadas por los aranceles. Hay compañías que no tienen una exposición directa que afecte a la balanza comercial con Estados Unidos, aunque hay otros factores que sí tienen impacto. Pese a todo, en el conjunto de empresas consultadas por ABC lo que predomina es la calma y la vigilancia activa sobre lo que está sucediendo, aunque la incertidumbre afecta a muchos aspectos.
Un ejemplo son las grandes empresas energéticas del Ibex que están siendo muy castigadas en el parqué. Y esto tiene una consecuencia más allá del propio negocio. En este caso, se trata de la debilidad que supone perder de manera tan abrupta un importante volumen de capitalización. El caso de Naturgy es muy llamativo. Los rumores sobre una supuesta opa –o algún tipo de oferta–, sobrevuelan la compañía. En mitad de este huracán arancelario, la acción de la compañía ha caído a 23,78 euros por título, cuando estaba por encima de los 26 euros.
Pero no es la única cuyo valor ahora mismo es esencial para potenciales movimientos corporativos. Hace unas semanas, José Manuel Entrecanales, confesó de forma pública que están estudiando diversas opciones de negocio con Acciona Energía, que pueden ir desde la entrada de un socio a la fusión con otra compañía. En todo caso, la pérdida de capitalización de 600 millones desde la semana pasada genera una posición negociadora con menos fuerza.
Otra que sufre la situación es Repsol, que tras un 2024 muy complicado, su valor en Bolsa en esta crisis económica se ha vuelto a hundir. Pero no es el único traspiés que deberá contemplar en su negocio. En las últimas horas el petróleo y el gas están en plena caída.
¿Golpe al turismo?
También hubo nubarrones ayer en Bolsa para el sector turístico, con una caída de los títulos de Amadeus del 5,89% y de un 6,54% para el propietario de Iberia, IAG. Para las aerolíneas «llueve sobre mojado» es el resumen que hace el presidente de la patronal de aerolíneas ALA, Javier Gándara, a este periódico. En el sector preocupa posibles consecuencias a los movimientos de pasajeros entre EE.UU. y España, pero también el cómo pueda afectar la guerra arancelaria a los fabricantes de aviones. Gándara recuerda que ya el año pasado se entregaron un 30% menos de aeronaves de lo esperado por los problemas de producción que sufren Airbus (Europa) y Boeing (EE.UU,) quienes se reparten la amplia mayoría del mercado comercial.
«Es una situación que ya estaba tensionada y esto desde luego no va a ayudar», señala el portavoz de las aerolíneas, preocupado por cómo pueda afectar la guerra comercial a la cadena logística en un entorno en el que los fabricantes se surten de componentes en países de todo el mundo, incluido EE.UU., aunque cree que es pronto para determinar en si realmente va a tener una incidencia importante en los tiempos de producción. Ese impacto, señala Gándara, también podría acabar encareciendo el valor de las aeronaves e incidir en consecuencia en el precio de los billetes de avión.
Respecto a la demanda en los viajes, las aerolíneas también monitorizan la situación ante la posibilidad de que la economía mundial pueda entrar en recesión y esto afecte a la renta disponible de los viajeros, tanto en EE.UU. como en Europa. Por ejemplo, con el viajero estadounidense, podría ocurrir que el dólar continúe devaluándose y reste atractivo a Europa como destino, después de años en los que la fortaleza del billete verde ha atraído a un alud de turistas al viejo continente desde ese país y otros dolarizados.
Desde el sector turístico se asegura que ese efecto aún no se está percibiendo, pero si al contrario y ya se hace notar una caída «aunque no en gran medida» en la demanda de viajes hacia Estados Unidos desde España por la «incertidumbre», explica el presidente de Mesa del Turismo, Juan Molas. El representante del sector muestra preocupación por lo que puede resultar la pérdida en número de un turista de valor como es el estadounidense, que el año pasado aportó más de 4 millones de viajeros a España con un gasto medio superior a los 2.100 euros por cabeza y que además tiene impacto en ciudades destino de cruceros como Barcelona, donde el turista americano viaja para subirse a un crucero y pernocta entre dos y tres días contando entrada y salida, «con lo que esto representa de gasto en comercio, en gastronomía, visitas culturales...».
De fondo, también está el riesgo de que la guerra comercial pueda afectar al poder adquisitivo del turista europeo, del que se sujeta el sector en España. «Aunque nosotros no tengamos aranceles en el turismo, sí que puede afectar de manera que si la gente tiene menos poder adquisitivo pueda viajar menos al extranjero», apunta Beatriz Oficialdegui, directora de marketing y comunicación de Destinia.
La banca, a la espera
Aunque los bancos han sido los grandes damnificados por el desplome bursátil derivado del anuncio de los aranceles de Trump, las entidades españolas mantienen la calma a la espera de las decisiones que pueda tomar el Banco Central Europeo (BCE) con los tipos de interés. Esa es la referencia de la que la banca está pendiente en estos momentos. Porque el organismo presidido por Christine Lagarde aprueba más rebajas de tipos de las esperadas -ahora se encuentran en el 2,5%- sus márgenes se verán mermados y, por tanto, se resentirán sus resultados trimestrales.
Esa es la principal causa por la que el desplome se ha apoderado de las cotizaciones de la banca, que ha perdido casi 30.000 millones de euros en capitalización bursátil desde que Trump anunciase el inicio de la guerra comercial la semana pasada: CaixaBank se ha dejado un 19%; Sabadell ha perdido un 18% de su valor, casi como Santander y Bankinter; mientras que BBVA ha retrocedido un 16% desde el miércoles pasado.
Las entidades financieras son conscientes de la «volatilidad» en la que se encuentra el mercado, aunque no anticipan un brusco movimiento económico que pueda impactar en sus perspectivas. «Tenemos suficientes colchones de capital», indican fuentes financieras. Además, la banca se encontraba en un momento dulce tras las subidas de tipos de los últimos años, lo que les generaba un margen de intermediación muy elevado. Con un Producto Interior Bruto (PIB) como el de España, incrementándose a tasas cercanas al 3% anual, los analistas no atisbaban ninguna sensación de peligro, lo que les había llevado a acumular importantes subidas durante los últimos meses. Tras esas revalorizaciones, ha llegado el momento de ajustar su valoración en un nuevo contexto marcado por la posibilidad de desaceleración.
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